“A la gente no la puedes engañar, la gente responde increíblemente a la honestidad…”
Visceralurbanopopularmestizoalternativa, así definen su música ante la constante necesidad del medio de etiquetar. Hablan con muchísimo ímpetu. Conversamos con Álvaro Bermeo y Andrés Caicedo de Guardarraya, banda quiteña que por 18 años ha recorrido el país con su propuesta.
“Es una sensación bonita, rara, conmovedora. De chiste en chiste ya son casi dos décadas. Sentimos una responsabilidad con la gente que escucha Guardarraya, de hacer música sensata, de aportar a que el ecuatoriano derrumbe en su cabeza esos complejos eternos con los que todos crecimos. Durante 500 años nos han enseñado que somos subdesarrollados y tercermundistas. Sin ánimo de ser prepotente, nuestro aporte es hacer música libre”, dice Álvaro, vocalista y compositor.
Guardarraya ha ido creciendo. Dicen que jamás han pagado por tener más seguidores. Si de algo están segurísimos es de que la gente que los sigue es un público de verdad, un público duro -como en política- que no cambia su voto por nadie. Principios inalterables de la banda: hacer música inédita, de ley, y plasmar al país, ver hacia dentro. Para ellos no hay receta. De hecho, son un poco punzantes con el asunto, y Álvaro dice: “La gente cree que uno se va debajo de un árbol, se ilumina por el crepúsculo, o que es cuestión de emborracharse y escribir un disco, pero no hay una fórmula para eso. Tiene que ver con momentos, a nivel de letras, muchas canciones se componen de retazos. La idea llega al estudio, los muchachos se suman con su aporte infinito y toma forma la canción que el público conoce.” Andrés añade: “Nunca pretendimos nada más que tocar, nos emociona mucho. Somos seis personas ahora, éramos tres. No podemos separar nuestra vida personal de nuestra música, y esa carga de emociones se siente: experiencias, anécdotas, sufrimientos, todo eso se resume cuando subimos a tocar. A la gente no la puedes engañar, la gente responde increíblemente a la honestidad.”
Por más loco que suene, ni ellos tienen un tatuaje de su banda, pero sí conocen a gente que lo tiene. Y sí, la primera chica que conocieron tatuada a color con el logo de Guardarraya es de Cuenca. Y ellos respetan a su público. “Cada vez somos más profesionales. Antes, no teníamos una aspiración precisa, pasó más de una vez que nos subimos al escenario pasados de tragos. Ya no nos pasa y no queremos que pase, y no es un tema moral, más bien una vanidad de artista, lo que quiero es sonar bien, ojalá ser Sinatra”, menciona Álvaro.
¿Qué más podemos esperar de Guardarraya? Andrés dice: “Otros 20 años más. Muchas bandas arrancaron en nuestro tiempo, pero ya no están. Para nosotros es motivo de total orgullo estar aquí, porque hemos queridos estar. El trabajo que hemos hecho durante todos estos años -con todo lo que implica eso- no ha sido fácil. Guardarraya nunca ha pecado de falta de producción, de aquí tenemos material para dos discos más. Sin pretensión comercial, de mercado, sólo la pretensión de tocar”, concluye el baterista.
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